El término “Inteligencia Emocional” se refiere a la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar nuestros estados emocionales.
Conocer lo que se está sintiendo y elegir entre cuatro emociones básicas: ira, tristeza, felicidad y ansiedad.
Familia una emoción es un proceso que se activa cuando el organismo detecta algún peligro, amenaza o desequilibrio con el fin de poner en marcha los recursos a su alcance para controlar alguna situación.
El estudio de las emociones ha adquirido un importante desarrollo tanto en el ámbito de la psicología como en el educativo. Todo lo que aprendemos desde la infancia queda más arraigado a nuestras vidas… La verdadera inteligencia emocional requiere que identifiques y entiendas tus propios estados de ánimo. Implica reconocer cuándo y porqué estamos enfadados, nerviosos o tristes, para poder trabajar sobre las causas y no sólo los síntomas.
El manejo de las emociones empieza al permitirte ser muy sincero contigo mismo y revisar desde lo más profundo de tu esencia, si eso que haces es armonioso con la vida que quieres vivir…
Si no es armonioso, entonces – por respeto a ti misma – reconócelo.
Comadritas, compadritos, el autocontrol puede ser enseñado y aprendido, de allí que sea uno de los objetivos de los programas de educación emocional.
El autocontrol emocional intenta encontrar el equilibrio emocional para alcanzar la autonomía y el bienestar personal. Consiste en mirar la vida con más optimismo y felicidad; además, creen en sí mismos, desean dar y se enfocan en las soluciones en la resolución de problemas.
ROJO. Cuando sentimos mucha rabia nos ponemos muy nerviosos, queremos gritar y patalear. Es el momento de pararnos. Es como si fueras el conductor de un coche que se encuentra con el semáforo con luz roja.
AMARILLO. Es el momento de pararse a pensar. Tenemos que averiguar cuál es el problema y lo que estamos sintiendo, los conductores piensan, buscan soluciones y se preparan para salir.
VERDE. A circular de nuevo. Es la hora de elegir la mejor solución y ponerla en marcha.
La capacidad de expresar y controlar nuestras emociones es esencial, pero también lo es nuestra capacidad para comprender, interpretar y responder a las emociones de los demás con alegría, amor, paz y serenidad.
Saber manejar las emociones adecuadamente es fundamental para nuestro bienestar y nuestras relaciones con los demás.
Enfocar las emociones hacia objetivos y metas nos permite mantener la motivación y establecer nuestra atención en las metas en vez de en los obstáculos.
Raza las personas con una alta inteligencia emocional no necesariamente tienen menos emociones negativas, sino que, cuando aparecen, son capaces de detectarlas y hacerlas conscientes para no quedarse estancadas en esas emociones.
Mente, cuerpo y alma en armonía, siempre darán un bienestar a su vida!!!